jueves, 12 de febrero de 2015

TRANSITO.
La guagua es un buen lugar para distinguir las diferentes tribus urbanas. Cuando Las Palmas era un pueblo donde todos nos conocíamos, las personas tendían a cuidar más o menos su aspecto físico. Ahora la globalización a dado paso a una individualidad extrema, aunque esto parezca contradictorio. Nadie se fija en nadie y eso se traduce en atuendos informales hasta la despreocupación total. Vestidos dos o tres tallas más grandes de lo necesario. Tocados divertidos que resguardan del frío. Colores extraños entre si...
Diferentes etnias con sus correspondientes atavíos, cuyas voces convergen en un coro irregular y fantástico, compartimos un trayecto; con frecuencia cada uno enfrascado en su aparato digital. Relajados al parecer, sin percibir esa hermandad transitoria no exenta de pequeños prodigios habituales.
En cada parada las puertas del autobús resoplan profundamente invitándonos a descender. En el fondo satisfecho de haber cumplido con el contrato anónimo de acercarnos a nuestro destino.
En la inmensa red ciudadana que forman las diferentes líneas, (noche y día ) su trasiego continua...

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