viernes, 23 de mayo de 2014

LA CEGUERA.
Amanece, y yo me hago consciente de la emoción que supone compartir imágenes, ahora que mi mejor amigo puede quedar en tinieblas; su mundo se limitara a percibir los aromas, el tacto, los sonidos. La música, su gran pasión, adquirirá una nueva dimensión, y sus amigos permaneceremos en su mente con nuestro aspecto actual. Tendrá que aprender a conducirse por las calles, a leer; descubrirá en nuestras voces otros matices, adivinará la naturaleza de tantas frases relegadas en esta era de los iconos; lo que sin embargo significara una profundización en el lenguaje, en la vida misma de las ideas...                                                                                                      
A pesar de esto, ninguno de nosotros quiere perder esta facultad divina, a la que nos ha enfrentado en este momento su situación. Intento en vano compartir los temores de ese mundo inhóspito, donde sin duda encontrara nuevos horizontes, en los que re-crearse en el fondo y de la forma más sutil e inevitable...posible. 
Sobre la misma contradicción: Amanece.
                                                                         Adriana Nazca.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Secuelas de releer Rayuela.

Amo la palabra, a veces es un espejo en el que me busco para sorpresa de no se que indiferencias previsibles...otras, paso a fabricar intuiciones libertarias sobre sus genealogías peripecias de índole mas estéticas que éticas...

...y así sucesivamente.

                                                                              Adriana Nazca.

martes, 13 de mayo de 2014


Epílogo.
Que desagradable parecen las calles silenciosas, semiabandonadas, de edificios ciegos y colores quebrados por la noche. Solo los pasos titubeantes de Ángel representan algo vivo en este paisaje cruel; mira las aceras húmedas esperando tal vez encontrar en ellas un camino trazado por no se sabe que destino impreso en realidad en su mente. Ahora saldrá de dudas, por lo menos tiene derecho (piensa) a conocer las respuestas que han ocasionado sus interminables delirios...
                                                                          Adriana Nazca.