viernes, 23 de mayo de 2014

LA CEGUERA.
Amanece, y yo me hago consciente de la emoción que supone compartir imágenes, ahora que mi mejor amigo puede quedar en tinieblas; su mundo se limitara a percibir los aromas, el tacto, los sonidos. La música, su gran pasión, adquirirá una nueva dimensión, y sus amigos permaneceremos en su mente con nuestro aspecto actual. Tendrá que aprender a conducirse por las calles, a leer; descubrirá en nuestras voces otros matices, adivinará la naturaleza de tantas frases relegadas en esta era de los iconos; lo que sin embargo significara una profundización en el lenguaje, en la vida misma de las ideas...                                                                                                      
A pesar de esto, ninguno de nosotros quiere perder esta facultad divina, a la que nos ha enfrentado en este momento su situación. Intento en vano compartir los temores de ese mundo inhóspito, donde sin duda encontrara nuevos horizontes, en los que re-crearse en el fondo y de la forma más sutil e inevitable...posible. 
Sobre la misma contradicción: Amanece.
                                                                         Adriana Nazca.

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